REVIEW
OF GLOBAL MANAGEMENT
FACULTAD DE NEGOCIOS
DE LA UPC
LOS PENSADORES DE LA LIBERTAD
(o un Universo Escondido EntrePapeles Sueltos)
THE
THINKERS OF FREEDOM
(or a Universe Hidden Between Loose Papers)
Beltrán Gómez Híjar
Código ORCID: 0000-0002-5129-2555
Politólogo y magíster en Administración
y Gerencia Social
Lima - Perú
Correo electrónico: [email protected]
____________________
Recibido: Agosto 2020
Aprobado: Setiembre 2020
Cómo citar este artículo: Gómez, B. (2020).
Los pensadores de la libertad-o un universo escondido
entre papeles sueltos-. Review of
Global Management, 6(1), 07-13.
RESUMEN
En la historia del pensamiento económico y político
hay una diversidad de autores que tienen diferentes interpretaciones de la
naturaleza humana, de las instituciones y de cómo se debe organizar la
sociedad. Una rama es la que se conforma por los pensadores de la Escuela
Austriaca de Economía, que, además de realizar grandes aportes al pensamiento económico,
hicieron una incursión trascendental en otras disciplinas, como la filosofía,
la ciencia política y el derecho, entre otras. Ellos, a su vez, forman parte de
un grupo mayor: el de los filósofos de la libertad, es decir, de aquellos
pensadores que defendían intelectualmente la libertad del individuo frente a la
coacción arbitraria de un tercero, especialmente del Estado.
Palabras clave: Hayek, Mises, Menger, libertad,
socialismo, Escuela Austriaca de Economía.
ABSTRACT
In the
history of economic and political thought, there is a diversity of authors who
have different interpretations of human nature, institutions, and of how
society should be organized. Among these authors, there is one branch, formed
by the thinkers of the Austrian School of Economics, who, in addition to their
great contributions to economic thought, also made a transcendental incursion
into other disciplines, such as philosophy, political science, law, among
others. These thinkers, in turn, are part of a larger group: that of the
philosophers of freedom, that is, of those thinkers who intelectually
defended individual freedom against arbitrary coercion of a third party,
especially the State.
Keywords:
Hayek, Mises, Menger, liberty, socialism, Austrian School of Economics
La biblioteca de la Facultad de Ciencias Sociales era
mi lugar favorito de lectura. No era mi facultad, ciertamente, pues yo
pertenecía a la Facultad de Derecho y Ciencia Política, pero aquella biblioteca
tenía un encanto especial para la lectura, quizá por la altura de su techo, por
encontrarse en el edificio antiguo de la universidad1
; o porque leer en los escritorios ubicados en el altillo le daban a uno
más privacidad, sintiéndote a solas con el autor de turno y su pensamiento.
Esto compensaba la molestia de caminar varios metros hasta llegar allá, pasando
previamente por una escalera que solía estar a oscuras.
Ahí, recuerdo haber devorado escritos de ciencia
política de Giovanni Sartori, Charles Merriam, David
Easton, Arend Lijphart,
Gabriel Almond, Robert Dahl, Maurice Duverger, Vernon
Van Dyke, Samuel P. Huntington; de autores provenientes
de la sociología, como Émile Durkheim, Max Weber; de estudiosos de la filosofía
política, como Norberto Bobbio, Leo Strauss; de las relaciones internacionales,
tales como Karl Deutsch y Henry Kissinger; de la
estrategia, como Karl von Clausewitz, André Beaufre y el clásico mundial, Sun
Tzu. Y muchos otros que identificarlos explícitamente, alargarían demasiado la
lista, solo empezando por los clásicos de la filosofía política.
Pero en medio de tantos papeles sueltos, viendo en
retrospectiva, de vez en cuando (y sin darme cuenta en aquel entonces),
aparecía una pequeña ventana de luz que me invitaba a entrar a otro universo,
uno cuya existencia desconocía, y que contenía el pensamiento que defendía la
idea de la libertad del hombre frente a la coacción arbitraria de un tercero,
principalmente frente al gran leviatán2 :
el Estado.
En las separatas del libro, Teoría de la democracia
(tomo 2, Los problemas clásicos), publicado en 1988, del afamado y ya
desaparecido politólogo italiano, Giovanni Sartori, se menciona en varias
oportunidades a Friedrich A. von Hayek. Si Sartori,
un autor cuyas obras me habían fascinado3 ,
lo nombraba más veces que a Hegel, Kelsen, Lenin o Madison, entonces tendría
que ser también un autor interesante. Decidí ingresar por aquella rendija de
luz, a pesar de que nadie me había pedido leerlo. Empujado por mi curiosidad
empecé a leer unas líneas de su libro intitulado Los fundamentos de la
libertad4 .
Fue con la lectura completa de The
Constitution of Liberty5,
publicado en 1960, en que descubrí el inicio del hilo de Ariadna6 . Ese libro era una mezcla de ciencia política y filosofía política, escrito por un
académico de quien tenía referencias desde el campo de la economía. Cuando
Hayek me dijo a través de su libro, que es falsa la afirmación de que el hombre
ha creado su civilización y que por ello puede cambiar sus instituciones a su
antojo, golpeó fuertemente mi creencia constructivista7 (que, irónicamente,
hasta ese momento no pensé que la tenía).
Detrás de esa afirmación existía una poderosa idea, que
atacaba una creencia ya habitual y extendida en la sociedad, la cual nos dice
que, si algo anda mal en nuestra realidad, podemos hacer cambios en nuestras
instituciones, ahora, principalmente utilizando el derecho, y así, más pronto
que tarde, tendremos el paraíso deseado por todos. Pero como sabemos, esa idea
suele llevar, en un primer nivel, a intervencionismos estatales puntuales; luego
a cambios constitucionales irreflexivos; y finalmente pasa a una fase final
donde el autoritarismo desplaza a la democracia. En esta instancia, el poder se
concentra en la esfera política, para desde ahí planificar y poner en marcha la
“nueva sociedad”, teniendo como resultado un paraíso, acaso insostenible, que
llega para unos pocos, por no decir solamente para los planificadores estatales
y las autoridades mesiánicas.
Un remolino de nuevas concepciones; un conjunto de nuevos
picos montañosos, desde dónde ver e interpretar la realidad humana, me fueron
ofrecidos con la lectura de aquel libro. ¿Por qué no lo había leído antes?
Hayek es un autor que merece ser conocido masivamente, pensé. Si bien tuvo un
texto que lo volvió una especie de rockstar en un sector
de la Academia, Camino de servidumbre8 (The
Road to Serfdom, en el
original), publicado en 1944, en plena II Guerra Mundial, y difundido en gran
escala en los EE.UU. por la revista Reader’s
Digest9 , luego de esta conflagración, su
influencia había quedado marginada por el creciente posicionamiento del
keynesianismo (o intervencionismo estatal en la economía10 )
globalmente.
Cuando llegó a mis manos aquel libro su lectura me
dejó en profunda reflexión, empezando por la dedicatoria. Esta dice: "A
los socialistas de todos los partidos”. ¿Qué me quería decir? ¿Acaso estos no
estaban sólo en los partidos que se denominaban socialistas o comunistas? Ávido
por encontrar las respuestas a estas interrogantes, leí casi compulsivamente y,
rápidamente, pude dar con las respuestas. Efectivamente, el socialismo se había
convertido en un pensamiento que, como el éter (que se creía que estaba en todo
el universo), se encontraba en la mente de los políticos de todas las tiendas
políticas, en mayor o menor medida. Un pensamiento único que, como tal, no acepta
ideas que lo contradigan, volviéndose intolerante y acaparador11.
Camino de servidumbre también dice que el nazismo (o el nacional socialismo) no era una rama
del capitalismo reaccionario al socialismo, como solían decir los marxistas, sino
que era de la misma especie socialista, y prueba de ello es que ambos luchaban
por obtener los votos del mismo segmento poblacional. Además:
A partir de 1914 surgen de las filas del socialismo marxista un
predicador tras otro que conducen al redil del nacionalsocialismo, no a los
conservadores y reaccionarios, sino a los trabajadores manuales y a la juventud
idealista. Sólo más tarde alcanzó la marea del socialismo nacionalista
considerable importancia y se transformó rápidamente en la doctrina hitleriana.
La historia bélica de 1914… es el comienzo del moderno desenvolvimiento que
produjo el nacionalsocialismo, el cual surgió durante este periodo gracias en
buena parte a la asistencia de viejos socialistas (Hayek, 1944/2017, p. 257).
Una idea completamente herética para el pensamiento único.
El pensador del siglo XX que mejor ha condensado y quien
más lejos ha llegado a desenredar la madeja de la línea del pensamiento de la
libertad fue este premio Nobel de economía -que obtuvo en 1974-, a quien llegué
fuera de las aulas universitarias. En su discurso pronunciado con ocasión del
recibimiento de este galardón, dijo:
El Premio Nobel confiere a un individuo una autoridad que en economía
ningún hombre debería poseer (…) No hay ninguna razón por la cual un hombre que
ha hecho una contribución distintiva a la ciencia económica deba ser omnicompetente en todos los problemas de la sociedad (...)
Estoy casi inclinado a sugerir que requiera de sus galardonados un juramento de
humildad, una especie de juramento hipocrático, que nunca exceda en los
pronunciamientos públicos los límites de su competencia (Hayek, 2021).
Una demostración de humildad como sólo es posible ver en
los grandes hombres.
Se volvió imperativo leer más textos suyos12.
Me hice la pregunta: ¿Quiénes fueron sus maestros? Es así como llego a otro autor
del que vagamente había escuchado hablar: Ludwig von
Mises.
Cuando El socialismo – un análisis económico y sociológico
apareció por primera vez en 1922, su impacto fue muy profundo. Alteró gradual,
pero fundamentalmente, las perspectivas de muchos de los jóvenes idealistas que
volvían a sus estudios universitarios después de la [Primera] Guerra Mundial.
Lo sé bien, porque yo fui uno de ellos13 (…) El socialismo prometía
satisfacer nuestras esperanzas de conseguir un mundo más racional y justo. Y
entonces llegó este libro. Nuestras esperanzas se desvanecieron. El
socialismo nos decía que estábamos buscando nuestras mejoras en una dirección
equivocada (Hayek, p. 15)14 .
Con estas palabras, el ex miembro de artillería,
Hayek, me convenció de leer a Mises para descubrirlo.
En los discursos panfletarios políticos que podían
escucharse en la Plaza San Martín, que se ubicaba a pocas cuadras del edificio
de mi universidad, se solía decir que el socialismo era la solución para los
males que aquejaban, desde la independencia, al Perú. Usualmente caminaba por
ahí, pues a pocos metros de esa histórica plaza15 se ubicaban los lugares
de venta de libros y revistas de segunda mano, donde por unas pocas monedas
podía llevarme a casa textos de diversos temas que, por su antigüedad, no se podían
adquirir en las librerías. Y aunque se corría cierto peligro pasar varias horas
en esos puestos ubicados dentro de casonas vetustas sin mantenimiento alguno,
era un placer no sólo leer dentro de esas paredes llenas de historias, sino también
conversar con algunos vendedores que sabían lo que vendían y con otros
ocasionales compradores que iniciaban una conversación al darse cuenta de que
uno revisaba textos de autores de igual interés para ellos.
Socialismo, tal es el santo y seña de nuestro tiempo. La idea socialista
reina hoy día sobre los espíritus, las masas les son devotas, penetra el
pensamiento y el sentimiento de todos, e imprime su estilo a nuestra época, que
la historia denominará era del socialismo (Mises, 1922/2009, p. 33).
Con estas palabras, Mises inicia su introducción al
libro El socialismo, que vio la luz en 1922. Este mensaje inicial me recordó
mucho a la dedicatoria de Camino de servidumbre y, sobre todo, a lo que
venía pensando desde mis años de estudiante. Lo que escuchaba en la televisión,
en la radio, en las conversaciones diarias y en las calles de la vieja Lima se
podía resumir en esas primeras líneas.
En esta obra, Mises, quien también fue miembro de la artillería
austríaca en el frente ruso durante la I Guerra Mundial, hace una crítica al
socialismo, concluyendo que es irrealizable, pues “sin propiedad privada de los
medios de producción sólo existirá a la larga una producción al día para las
necesidades personales del individuo” (Mises, 1922/2009, p. 511); y porque el
cálculo económico es imposible en el socialismo debido a que “donde no hay
mercado no pueden formarse precios, y sin formación de precios no hay cálculo
económico” (Mises, 1922/2009, p. 138) y, sin este último, no existe economía.
El socialismo, es un libro que a pesar de haber sido escrito hace cien años16 resulta
de interés no solo para el politólogo o el economista, sino para todo aquel
interesado en los diferentes aspectos de la acción humana, pues Mises al
abordar el gran tema del socialismo toca aspectos tales como el problema
sexual, las relaciones entre el hombre y la mujer, el matrimonio, el amor
libre; así como el problema que tiene toda persona respecto a la elección de su
profesión -dice que en el socialismo no hay una elección espontánea de la
carrera- (Mises, 2009, p. 186), y la situación de los artistas, literatos o los
que tienen inclinaciones para la ciencia -el socialismo tiene más poder para
ejercer presión sobre la libertad intelectual, que cualquier otro emperador que
haya existido, nos dice- (Mises, 2009, p. 189). Todo joven de hoy, con interés
en qué hacer con su vida, puede encontrar luces sobre cómo una sociedad
socialista trata estos últimos aspectos de manera desventajosa para el individuo.
Para Mises, el socialismo es destrucción y si algún
día llegara a ganar sería mejor calificarlo de “destruccionismo”,
pues destruye todo lo creado durante siglos por la civilización, como el
capital. Calificar de manera tan directa y dura a esta ideología en aquellos
años en que el socialismo estaba en plena ebullición por todo el mundo (Lenin
aun gobernaba Rusia y el año en que se publica el libro se creó la URSS) me
hizo ver que estaba frente a un intelectual que no se andaba con rodeos; que
demostraba valentía de ir como el salmón, contra la corriente. Eso me hizo
buscar más sobre él y así llegué a su obra cumbre: La acción humana–tratado
de economía, publicado en 1949.
Pocos libros, como el ya mencionado Camino de
servidumbre, lo dejan impactado a uno desde su primera página. Con este
texto de Mises me ocurrió lo mismo. “Praxeología”, una palabra que, hasta antes
de abrir ese libro, jamás la había escuchado. Y la página primera, que forma
parte de su introducción, lleva por título en su primera parte “Economía y
praxeología”. Y en su página cuarta, habla de otro novísimo término para mí: “cataláctica”. Mises consideraba que la cataláctica
era la teoría general del intercambio en el mercado, siendo sus intereses
“todos los fenómenos del mercado; su origen, su desarrollo, así como las
consecuencias que provocan” (Mises, 1949/2011, p. 284), que a su vez forma
parte de la praxeología, la cual es la teoría general
de la
acción humana (Mises, 1949/2011, p. 8).
Para Mises, primero está el pensamiento, luego viene
la acción. Esta acción -estudiada por la praxeología- se distingue entre la
acción que es calculable y la que no es susceptible de calcular, siendo la
economía una ciencia de aquella parte de la acción humana que, bajo ciertas
condiciones, se puede aplicar el cálculo. ¿Y cómo se relaciona el socialismo con
la cataláctica? Mises nos dice:
Lo característico del socialismo es que una sola e indivisible voluntad
gobierna todas las actividades productivas. Cuando los socialistas aseguran que
una economía «ordenada» y «planificada» reemplazará a la «anarquía» de la producción
capitalista; que actuaciones racionales sustituirán a la supuesta ausencia de
lógica del mercado libre; que habrá verdadera cooperación entre los hombres en
vez de enconada competencia; que se producirá para el consumo en vez de para el
lucro, los socialistas, en definitiva, lo que pretenden es suprimir los
innumerables proyectos y diferentes actuaciones de los consumidores y los de aquellas
personas—los empresarios y capitalistas— que procuran atender del mejor modo
posible los deseos del público, imponiendo en su lugar la exclusiva y
monopolística voluntad del jerarca supremo. El socialismo exige la
desaparición del mercado y de la competencia cataláctica17. El
sistema es incompatible con el mercado, con los precios y con la competencia, pues
pone todos los resortes económicos en manos de una única autoridad (Mises,
1949/2011, p. 832).
Estudiar la economía enmarcándola en una filosofía de
la acción humana me resultó no solamente muy novedoso, sino también muy
provechoso, pues le da sentido al por qué actuamos como lo hacemos en el
mercado, y cómo la libertad de actuar dentro de este ha beneficiado a todas aquellas
sociedades que han permitido ello. El aporte de Mises al entendimiento de la
economía es invaluable, y sus diferentes textos18 son una
contribución a la defensa de la libertad en nuestras sociedades. Acerca de este
gran intelectual austriaco, Hayek dijo que de él “he aprendido probablemente
más que de ningún otro hombre”19 (Mises,
2001, p. 11).
Desde muy niño siempre me acercaba con cierto sigilo a
la copiosa biblioteca de mi padre. Aunque aún no sabía leer, me gustaba abrir
los libros y curiosear sus páginas, y si estas tenían dibujos o pinturas, pues
mucho mejor. Uno de aquellos libros era sobre Copérnico20, pues me
llamaba la atención su retrato que ocupaba toda la portada y las páginas
interiores llenas de fotografías de los edificios, calles y paisajes
relacionados con la vida de este sabio monje que, además de astrónomo y
matemático fue, entre otras cosas, economista. Ya en la escuela pude enterarme que había sido el autor de la teoría heliocéntrica, poniendo
las cosas en su lugar en el universo: los cuerpos celestes no giran alrededor
de la Tierra, sino estos (incluso la Tierra) lo hacen alrededor del Sol.
Una sección muy grande de la biblioteca de mi padre correspondía
a la economía, pues él enseñaba esta materia en la Universidad Nacional de
Ingeniería (UNI)21. En ellos siempre veía números, operaciones
matemáticas, fórmulas, diagramas y curvas. Y en mis clases universitarias de economía,
la realidad era la misma. ¿Tiene que ser la economía siempre explicada con
números? Un día Mises me dijo en uno de sus libros: “En torno a la Navidad de 1903,
leí por primera vez los Grundzätze der Volkswirtschaftslehre22 de Menger, y fue
esta lectura la que hizo que me convirtiera en economista”23 (Mises, 1949/2011,
p. 67).
Nacido en febrero de 1840 en Neu-Sandec
(en ese entonces perteneciente al Imperio Austrohúngaro y hoy ubicada en territorio
polaco), Carl Menger es considerado el fundador de la Escuela Austriaca de
Economía (Mises y Hayek, en realidad, pertenecen a la segunda generación). “La
característica común de todos los partidarios de la Escuela Austriaca, lo que
les confirió su peculiaridad e hizo posibles sus posteriores contribuciones,
fue precisamente su aceptación de las teorías de Carl Menger”, dijo alguna vez
Hayek (1992/1996, p. 68).
Recordaba la teoría marginalista de mis clases
universitarias, pero no de aquel nombre. Menger era un apellido nuevo para mí,
no sabía si quizá lo había olvidado o simplemente nunca lo mencionaron. Hayek
luego me alivió cuando me
dijo:
Pero difícilmente se encontrará en esta historia [de la economía
política], ni en la de ninguna otra rama del saber, el ejemplo de un autor que
haya revolucionado los fundamentos de una ciencia ya bien establecida y haya
conseguido por ello general reconocimiento y que, a pesar de todo, haya sido
tan desconocido como Carl Menger (Hayek, 1992/1996, p. 68).
Y fue Menger quien me permitió entender la esencia de
la economía sin necesidad de usar las matemáticas. Había llegado al fundador de
una escuela de economía sin proponérmelo. Solo seguí el hilo que se inició con
la lectura del libro de un autor al cual llegué por la simple curiosidad de
saber por qué era tantas veces nombrado por uno de mis autores favoritos de
ciencia política. Había entrado a un universo totalmente desconocido para mí y,
sin embargo, solo había atisbado un sistema solar dentro de una galaxia mayor.
Los miembros de la Escuela Austriaca de Economía no sólo hablaban de esta
materia, sino también de política, filosofía, derecho, ciencias sociales, psicología
y demás disciplinas. Pero más importante aún que todo eso, ellos tenían un
denominador común: defendían la libertad del individuo. Y no estaban tan solos.
El libro acerca de Copérnico, el cual llamó mi
atención desde mi primera infancia, culmina con estas palabras: “Con los ojos
fijos en el firmamento estrellado transformó el orden del mundo en que le
correspondió vivir, y al nuestro le abrió el camino de las estrellas” (Adamczewski, 1972, p. 149). Hayek contribuyó enormemente
para que no olvidásemos aquel mundo que creó instituciones para proteger la
libertad del individuo y, personalmente, me mostró el camino correcto que me
llevaría a conocer a las estrellas del pensamiento de la filosofía de la
libertad.
REFERENCIAS
Adamczewski, J. (1972). Nicolás
Copérnico y su época. Varsovia, Polonia: Ediciones Interpress.
Colegio de la Inmaculada, Jesuitas – Lima. (s.f.). Reseña histórica.
https://ci.edu.pe/acerca/#resena
Free To Choose
Network. (2016). Friedrich von Hayek and James Buchanan Part I (S1029) -
Full Video [Video]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=DP8Ymod_ses&t=2267s
Hayek, F. A. (2017). Camino de servidumbre. Madrid, España: Unión
Editorial. (Obra original publicada en 1944)
Hayek, F. A. (1996). Las vicisitudes del liberalismo. Ensayos sobre
economía austriaca y el ideal de libertad. Madrid, España: Unión Editorial.
(Obra original publicada en 1992)
Hayek, F.A. (2014). Los fundamentos de la libertad. Madrid,
España: Unión Editorial. (Obra original publicada en 1960)
Hayek, F. A. (2015). Nuevos estudios de filosofía, política, economía
e historia de las ideas. Madrid, España: Unión Editorial. (Obra original
publicada en 1978)
Hayek, F. A. (2021). Friedrich
von Hayek - Banquet speech. [Transcripción del
discurso en el banquete Nobel, 10 de diciembre de 1974] Nobel Media AB.
Recuperado de https://www.nobelprize.org/prizes/economic-sciences/1974/hayek/speech/
McCaffrey, M. (2018, 6 de noviembre). Los economistas austriacos en la
Primera Guerra Mundial [Publicación web]. Mises Institute.
Recuperado de https://mises.org/es/wire/los-economistas-austriacos-en-laprimera-guerra-mundial
Mises, L. (2011). La acción humana. Tratado de economía. Madrid,
España: Unión Editorial. (Obra original publicada en 1949)
Mises, L. (2009). El socialismo. Análisis económico y sociológico.
Madrid, España: Unión Editorial. (Obra original publicada en 1922)
Mises, L. (2001). Autobiografía de un liberal - La Gran Viena contra
el estatalismo. Madrid: Unión Editorial.
Sartori, G. (2000). Teoría de la democracia. Madrid, España: Alianza
Editorial. (Obra original publicada en 1987)
____________________
1 El local central de la Universidad Nacional
Federico Villarreal (UNFV), perteneció al colegio jesuita de la Inmaculada,
ubicado en el centro de Lima, cuya primera piedra fue colocada en 1901, y cuya
fachada se terminaría de construir en 1920; la cual todavía se conserva y es el
lugar donde hasta hoy se encuentra la biblioteca en mención. En 1967 los
jesuitas dejan el local totalmente y lo ceden a la UNFV (Colegio de la
Inmaculada, Jesuitas - Lima, s.f.).
2 Monstruo bíblico descrito en el libro de Job
(41), y que el discurso político usa para referirse al Estado a través del
filósofo Thomas Hobbes, quien titula su gran libro de filosofía política,
Leviatán, o la materia, forma y poder de un Estado eclesiástico y civil (1651).
3 Sartori tiene una bibliografía vasta que contiene un océano de
conocimientos en el cual me sumergí en aquella época leyendo sus textos (además
de los dos tomos del ya mencionado) Partidos y sistemas de partidos; Homo
videns; Elementos de teoría política; Ingeniería constitucional comparada; La
política-lógica y método en las ciencias sociales; y La democracia después del
comunismo.
4 En una entrevista realizada por James
Buchanan (octubre de 1978), Hayek calificó este texto como uno de ciencia
política. Aquí se concentra su pensamiento filosófico político de la libertad,
vinculándolo con la política del mundo real.
5 The Constitution of Liberty se publicó en castellano en 1961, bajo el título
de Los fundamentos de la libertad.
6 De acuerdo con la mitología griega, Ariadna
le entrega un hilo a Teseo, para que este, luego de vencer al Minotauro, pueda
salir del laberinto y regresar a casa.
7 Para Hayek, el constructivismo no es
racionalismo, y la razón no es anterior a la civilización, sino que ambas se
desarrollaron conjuntamente. Así, de manera crítica, caracteriza al
constructivismo diciendo: “Puesto que el hombre ha creado las instituciones de
la sociedad y de la civilización, puede también cambiarlas a discreción para
que satisfagan sus deseos y aspiraciones”. (Hayek, 1978/2015, p. 17)
8 Publicado en 1944, primero en Inglaterra
(marzo) y Australia (julio), y luego en EE.UU. (setiembre) por Routledge y University of Chicago Press.
9 Hizo una publicación condensada que salió a
las calles en 1945, justo en el momento en que el autor se encontraba
atravesando el océano Atlántico para dar unas conferencias en los EE.UU.
10 La frase en paréntesis es opinión del autor.
11 Esta idea es opinión del autor.
12 La bibliografía de Hayek es extensa, pero en
mi opinión, además de los textos ya mencionados, hay dos obras de él que
calificaría de imprescindible lectura: 1) Derecho, legislación y libertad
(publicada en tres partes, en los años 1973, 1976 y 1979. En 1982 salió una
edición que unió estas partes en un solo volumen, publicado por Routledge &
Kegan Paul Ltd.); y 2) La fatal arrogancia–los
errores del socialismo (1988, por Routledge y University
of Chicago Press), el cual
se convertiría en su último libro, publicado un año antes de la caída del Muro
de Berlín. Hayek muere en marzo de 1992, tres meses después de la disolución de
la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), por lo que llega a ver el
triunfo de la libertad sobre el autodenominado “socialismo real”.
13 Sobre su participación en la primera
conflagración mundial, Hayek dijo: “Estuve en una batalla en la que se hablaban
once idiomas distintos. Esto tiene que atraer tu atención hacia los problemas
de la organización política” [tomado de la página web de The
Mises Institute]. Solo la malaria lo dejó fuera de la
guerra.
14 En el prólogo escrito por Hayek del libro El
socialismo (p.15), de Ludwig von Mises.
15 Forma parte del Centro Histórico de Lima,
declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1991 por la UNESCO. Asimismo,
la Plaza San Martín, llamada así en honor del militar argentino don José de San
Martín, que encabezó la lucha por la independencia de su país, Chile y Perú, es
uno de los lugares que ha albergado las manifestaciones políticas más
importantes de la historia de este último país.
16 Hayek, en el prólogo de la obra, estima que Mises la escribió entre
1919 y 1921 (Mises, 1922/2009, p. 18).
17 Las cursivas son mías.
18 Su bibliografía es también extensa. Pero
aquí menciono dos
libros de él que llamaron mi atención: 1) Nación, estado y economía
-contribuciones a la política y a la historia de nuestro tiempo (1919) y, 2)
Liberalismo–la tradición clásica (1927).
19 Este libro autobiográfico de Mises fue
escrito, según su esposa Margit, en 1940, pero vio la luz en 1978, debido a que
pidió que no sea publicado antes de su muerte, que aconteció en octubre de
1973.
20 El libro es Nicolás Copérnico y su época, de
Jan Adamczewski (1972). Sé bien los datos ahora, pues
el libro lo heredé de mi padre y ahora se encuentra en mi biblioteca personal.
21 Aunque creada en 1955 como universidad, su
existencia viene desde la creación de la Escuela Especial de Construcciones
Civiles y de Minas del Perú (conocida como Escuela de Ingenieros), fundada en
1876 por Eduardo J. de Habich, ingeniero polaco (la ciudad natal de Copérnico
hoy pertenece a Polonia).
22 Principios de economía política (1871).
23 En Autobiografía de un liberal-La Gran Viena
contra el estatalismo, p. 67.